Tuvimos el reto de ayudar a un Pastor a armar una carpa para un evento evangelístico. Mientras empezamos a subir la carpa, inmediatamente nos dimos cuenta de que en nuestras propias fuerzas no íbamos lograr subirla. Después de un tiempo luchando y tratando de levantar esta carga pesada llegó un anciano que nos enseñó la importancia del contrapeso. El anciano nos salvó la vida y las espaldas (jaja) con su sabiduría para entender que, para poder avanzar con una carga muy pesada, tenemos que confiar en alguien más fuerte y estable que nosotros. El Espíritu Santo me empezó a hablar y en este mensaje desarrollamos el tema.